Lcda. Shirley Mejia Aniz
Directora General
Colegio Verbo Xela
Cada 1 de agosto se celebra el Día Mundial de la Alegría, este día se hace propicio para reflexionar sobre la trascendencia de este sentimiento en la vida del ser humano. En Colegio Verbo hoy hacemos énfasis en el poder transformador de este sentimiento en la vida y es que, la vida en sí misma es un generador constante de alegría, podemos decir que la alegría es un sentimiento vital, es un regalo de Dios.
Hoy más que nunca es importante detenernos a reflexionar sobre la importancia de la alegría en la vida, pues estamos viviendo una crisis mundial que está afectando la felicidad de los seres humanos, entonces ¿cómo podemos ser felices en un momento tan complicado? Sin duda alguna, en medio de las circunstancias que afrontamos, Dios nos recuerda que él tiene el control de todas las cosas. Jeremías 29:11 nos recuerda que Dios tiene planes de bien para nosotros: “Solo yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes para su bien, y no para su mal, para que tengan un futuro lleno de esperanza”, es por ello que no debemos permitir que los momentos más especiales de nuestra vida se nos escapen de las manos. La vida es corta y el tiempo pasa muy rápido, debemos atesorar en nuestro corazón los momentos de alegría, no nos limitemos a sentir el gozo y la alegría que Dios quiere para nosotros, aún en medio de cualquier dificultad.
En Colegio Verbo, a través de la educación basada en principios y valores, recordamos a cada momento que debemos alegrarnos y dejar que nuestro corazón se llene de la paz que solo Dios puede darnos. Creemos que en nuestros niños, desde su más tierna infancia, se debe fomentar la alegría de vivir y compartir, y este debe ser uno de los elementos primor- diales de su personalidad educativa. Una educación basada en principios y valores nos compromete a fomentar en cualquier etapa, una actitud de alegría, bondad, amor y paz, pues como hijos de Dios nos caracterizamos por ello.
Los Principios y Valores que enseñamos y vivimos en Colegio Verbo, permitirán que contribuyamos significativamente a una sociedad que está necesitada de amor, gozo, paz, fe y esperanza.
Por último, no nos conformemos con sentir la alegría dentro de nosotros mismos, hagamos que ésta se extrapole y contagiemos a quienes nos rodean con palabras, actitudes y gestos que bendigan su vida. Aprendamos a no perder ni un instante en lamentaciones o quejas, pues la verdadera alegría nace siempre de la bondad de nuestras acciones y de nuestras intenciones. Hacer el bien cada día a aquellos con quienes convivimos generará en nosotros gran satisfacción interior que se traducirá en la verdadera alegría de vivir.
“Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!” Filipenses 4:4
Miss Shirley Mejía