Hace algunos años conocí a Shirley, quien vivía con su mamá y 2 hermanas. A pesar de las dificultades económicas, desde pequeña, siempre demostró un deseo ferviente de superación. Perseveró hasta obtener una beca en un colegio privado. Sus familiares le decían que dejara los estudios, que debía buscar un trabajo para ayudar a su familia pues era su responsabilidad por ser la mayor, pero ella tenía sus metas muy claras. Estudió la educación primaria, básica y la licenciatura, gracias a becas patrocinadas por donantes e instituciones. Siempre obtuvo excelentes calificaciones. Al graduarse administró un proyecto que otorgaba microcréditos a mujeres emprendedoras. La organización patrocinadora del proyecto, le ofreció posteriormente un puesto como gerente en Nueva York, en donde vive actualmente.

 

Tiempo después, tuve la oportunidad de conocer en Universidad Panamericana (UPANA), institución educativa universitaria regida bajo principios y valores cristianos al igual que Colegio Verbo, la historia de los hermanos Mario y Carlos Cúmez. Ambos estudiantes de Universidad Panamericana en Sololá. Ellos viajaban todos los días a la ciudad para lustrar zapatos frente a un hospital privado. Habían identificado que en la ciudad generaban mayores recursos. Trabajaban de 12 a 14 horas diarias, a veces bajo el sol y a veces bajo la lluvia. Su historia se hizo viral y llegó a oídos de Universidad Panamericana (UPANA), quien les otorgó una beca completa. Ambos estudiaron hasta culminar la licenciatura con un excelente promedio. Mario obtuvo trabajo en un Ministerio y Carlos estudia actualmente una maestría.

 

Muchas son las historias inspiradoras de estudiantes que como ellos han transformado su vida gracias a una beca, pero es importante mencionar que estas becas no hubiesen existido de no ser por el financiamiento de empresas y la voluntad de muchos corazones, filántropos, que decidieron apostar por el futuro de estos jóvenes. Filantropía significa “amor al género humano”, es la ayuda que se ofrece al prójimo sin requerir algo cambio. Esta definición me hizo reflexionar sobre principios y valores cristianos, específicamente en el principio de sembrar y cosechar. En un artículo, leí que, si sembramos amor, cosecharemos amor. Si sembramos la generosidad, también cosecharemos generosidad. Entonces pensé que, si sembramos educación, cosecharemos los frutos de una mejor y próspera Guatemala.